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Mauricio Cañoles: “Muchas veces el problema no es la falta de tecnología, sino que la adopción tecnológica”
  • El general manager de la UC Davis Chile recordó los inicios de la alianza con Inchalam y, además, destacó la contribución de ambas entidades para encontrar soluciones efectivas en el sector frutícola.

 

Hace algunos años, Inchalam y el Centro de Innovación de la Universidad de California Davis en Chile (UC Davis) oficializaron un acuerdo de colaboración técnica y de generación de proyectos de extensión en el sector frutícola.

Los resultados de esta alianza han sido más que exitosos, ya que se han concretado diversas y llamativas iniciativas que han ido en beneficio de los sistemas de conducción y de protección de frutales en nuestro país.

Uno de los profesionales que estuvo presente en el origen de este convenio fue Mauricio Cañoles Salvo, general manager de la UC Davis Chile.

 

¿Cómo recuerda el origen de esta sociedad entre Inchalam y su institución?

Nosotros recibimos una llamada de Inchalam hace cuatro años aproximadamente. Este contacto se dio porque nosotros estábamos muy involucrados con el sector agroalimentario en general, así que el recibir el llamado de esta empresa fue sorpresivo. Bueno, después se concretó un encuentro con representantes de la empresa, donde nos manifestaron su preocupación e interés por generar mejores productos para un sector fundamental de nuestra economía, como el agrícola.

 

¿Cuáles fueron las primeras actividades que se desarrollaron al oficializar esta alianza?

Partimos con un estudio para entender bien lo que Inchalam aspiraba a futuro, considerando objetivos y la ruta tecnológica que se podía visualizar como estrategia a futuro. Y en eso nos demoramos entre seis meses y un año, ya que no fue un trabajo de periodo, sino que desarrollado directamente con la empresa. Eso es destacable, porque estuvieron al lado nuestro del principio y en cada una de las etapas. Y, claro, así nos dimos cuenta de que había un tema de componentes tecnológicos de desarrollo de productos y directamente desde las empresas. Pero, además, existía una necesidad de interactuar –de una forma mucho más eficiente y fluida–con los actores del sistema productivo frutícola. En esta parte, nos enfocamos en algunos rubros muy específicos, que son los más demandantes de Inchalam, como vides, arándanos y cerezos. Y, posteriormente, nos enfocamos en los sistemas de conducción y los sistemas de protección o de acondicionamiento climático, como techos, túneles, etc., que requieren estructuras y no sólo alambres.

 

¿Qué papel tiene la extensión en esta colaboración?

La extensión ha sido fundamental y la solución a muchas cosas en Estados Unidos, y por más de cien años. Siempre es positiva esta relación entre empresas y la academia. Pero debo decir que el énfasis nuestro no era generar nuevos productos, sino que la adopción tecnológica por parte de los productores fuera mayor. De esta manera esperábamos que los productos que ya existían o las soluciones tecnologías que ya se ponían a disposición fueran, realmente, bien utilizadas a nivel del usuario. Gracias a esto, además, surgió la integración con otros proveedores u otros sistemas productivos que son complementarios.

 

¿Cuál es su balance de esta alianza? ¿Y cree usted que contribuye a solucionar algunos problemas del sector frutícola?

Para mí el balance es extremadamente positivo. Y no solamente por el material que se ha producido, el número de cartillas divulgativas u otras iniciativas de extensión, sino que por la relación que se ha generado entre Inchalam y UC Davis Chile. Esto es sumamente relevante, pues gracias a eso pudimos integrar actores del sistema, como asesores, académicos, representantes de empresas proveedoras y otros miembros de la cadena.

Este resultado permite que se construyan más ideas a futuro, más desarrollo, más productividad para la empresa frutícola y más productividad para la empresa proveedora, en este caso Inchalam.

Y respecto a las soluciones puedo indicar que muchas veces el problema no son las respuestas, sino que tener las preguntas correctas para poder resolver los problemas reales. Como dije anteriormente, muchas veces el problema no es la falta de tecnología, sino que la adopción tecnológica. En ese sentido, este trabajo apunta a cómo estas soluciones quedan disponibles para los productores frutícolas, para los instaladores de estructuras de protección y otros actores.

 

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